Vicente Fernández se despide de su adorado público a través de un inolvidable concierto que se llevó a cabo en el Estadio Azteca. Fue este 16 de abril cuando el máximo ídolo ranchero nos demostró que él es y siempre lo será.
Después de 76 años de duro esfuerzo y dedicación, Vicente nos ha demostrado su pasión por la música y su gran talento. No cabe duda que no hay que ser el primero en llegar a la cima, sino saber cómo llegar.
En el mundo de la música, es vital la perseverancia y la dedicación hacia este trabajo. Uno depende completamente de su esfuerzo y sus ganas de trabajar, sin ellas definitivamente no se alcanzará la meta. Como artista, es necesaria la paciencia, pues sin ella uno puede desesperarse fácilmente y darse por vencido antes de llegar a donde quiere. Vicente Fernández es un claro ejemplo de un artista que con su perseverancia y su paciencia logró una increíble carrera artística acompañada por miles de admiradores y repleto de música que ha cautivado a los mismos.
Nacido en Jalisco en 1940, Vicente ha mostrado al pueblo mexicano la verdadera belleza de la música regional. Acompañado siempre de un mariachi, su música es de género romántico y sentimental, por lo que sus temas son de gran popularidad. Mucha gente se siente identificada con la letra de las canciones de este gran artista, y es por esta razón que ellos le han agarrado un gran cariño al artista.
Después de una larga carrera, Vicente decidió despedirse de su público en el Estadio Azteca. Fanáticos de toda la república mexicana vinieron especialmente a este concierto, en donde se compartieron grandes momentos, sonrisas y hermosas canciones provenientes de un maravilloso artista. No cabe duda que aquel que lucha por lo que quiere es quien llega alto.
Por otro lado, todo aquel que busque destacar en el mundo del espectáculo debe de seguir los pasos de este hombre, pues a través de su dedicación llegó a ser quien es hoy. Si eres músico y quieres ser grande, recuerda ser perseverante y paciente. Además, recuerda nunca, nunca, dejar de luchar por ese sueño.
Únicamente de esta forma es posible alcanzar la meta, y no solamente hay que alcanzarla, sino también hay que saber cómo llegar.